Reflexión crítica: Educación para una sociedad libre y con criterio
El origen de esta disertación tiene que ver con el análisis y la deconstrucción del deber ser de una de las producciones humanas más loables y significativas desde que el hombre habita esta gigantesca piedra rodante; a partir de la visión de algunos autores que se plantearon serias discusiones e hicieron aportes que, a día hoy, siguen siendo muy pertinentes para la comprensión de la materia.
Quizás después de la agricultura, la rueda y la escritura, la educación es la más grande invención de los hombres (hombres en sentido antropológico, género humano) y como cosa hecha a su imagen y semejanza, como creación humana, guarda en su seno profundos errores, dialécticas y contradicciones.
¿Para qué sirve la educación? ¿A quién sirve la educación? ¿Qué intereses protege? Y sobre todo ¿Cuál es el fin de la educación o es la educación un fin en sí misma?
Algunas de esas inquietudes son las que vamos a abordar aquí, porque esas preguntas han
preocupado a pensadores de todo tipo, de todas partes, de todas épocas y de todas corrientes
de pensamiento; sigue siendo y por lo que parece, seguirá estando presente como eterna
discusión y objeto de estudio mientras sigamos viviendo en sociedad y hablemos del género
humano como el actor y hacedor de humanidad.
Tengo la convicción firme en que el propósito, la razón de ser de los científicos sociales y
los docentes de todas disciplinas no debe ser otra que trabajar por sembrar la semilla de gente
decente para el futuro y como formadores, transformar la sociedad a partir de su participación
en el ejercicio de educar al hombre nuevo.
De contribuir a esa cada vez más utópica y lejana idea Nietzscheana entendida como el hombre nuevo o súper hombre, que anunció ese incendiario alemán a través de Zarathustra allá en el siglo XIX. (Nietzsche, 1994. Pág. 38). (Hombre entendido en sentido antropológico, como género humano. Última vez que lo
preciso).
El profesor Carlos Gaviria Díaz tiene razón en sus apreciaciones sobre José Ortega Y Gasset,
en aquella última cátedra ofrecida en el Colegio Gimnasio Moderno de Bogotá (que, en mi
opinión, más que cátedra es una especie de testamento, de legado para el futuro) Él allí,
parafraseando a Ortega y Gasset dijo que antes que ser y auto proclamarse uno como sujeto
de sociedad un “demócrata” en todo el amplio sentido de la palabra, es preciso reconocer que
hay que ser muchas otras cosas antes de eso; visto desde nuestra perspectiva, pienso como
ellos.
Diego T
Colombia