Cartografiando nuestra cultura en y desde España
¿Está la diáspora colombiana huérfana de espacios culturales en el exterior? ¿Navegamos en un no-lugar? Vamos a hacer primero una parada por Barcelona, desde allí podemos ubicar un lugar como la Panafricana, http://www.lapanafricana.com/una librería que actualmente está siendo dirigida por la colombiana Quinny Martínez Hernández. Y es que esta mujer afrocaribeña no para ni un segundo, está contactando con diferentes personas y entidades para generar eventos. En el Afromarket https://bit.ly/3lxHFep wnos trajo a La Niña Mai, otra compatriota del caribe que nos deleitó con esas mezclas de cumbia y salsa, trayéndonos un poquito del ritmo de nuestra tierra.
Al adentrarnos en septiembre, en Madrid empezaba la Feria del Libro, cuyo país invitado fue Colombia. Allí se puede conseguir libros de Mario Mendoza, que en España son imposibles de encontrar en formato papel. Eso hace pensar que es paradójico que uno de los escritores más leídos en nuestro país, en especial por parte del público joven, no se conozca al otro lado del charco. Surgen preguntas como ¿por qué? ¿acaso la diáspora colombiana no es lo suficientemente potente como para visibilizar escritores contemporáneos? ¿Estamos huérfanos?
Desde Madrid, espacios como La Parcería, https://laparceria.org/ centro cultural fundado por colombianos, gestaron eventos tan potentes como ESTAND 321. Nos trajeron la exposición Realismo trágico de Aubigne Cartagena Ospina, sobre la protesta y reivindicación del Paro Nacional. Además de murales y arte gráfico de otros artistas como Angela Manchola. Dentro de este evento, también se enmarca una feria de libros y recitales de poesía de escritores colombianos. Entre ellos, cabe destacar Lilián Pallares con su poemario Bestial, lleno de erotismo y misterio. Ella no sólo escribe, sino que además ha realizado talleres infantiles en la Casa del Lector (el Matadero), así como talleres dirigidos a adultos mayores en el Consulado. Y Yeison F. García López, con Derecho de admisión nos traslada a la migración vivida desde la infancia. Él combate este sentir migratorio desde proyectos como Conciencia Afro, un colectivo de activistas que están creando su propio centro cultural.
Las narrativas migratorias se hacen eco en otras formas artísticas como las artes escénicas, es el caso de Las latinas son…, dirigido por Camila Pinzón Mendoza e interpretado por mujeres migrantes de Suramérica, entre ellas colombianas.
En octubre pudimos escuchar la mezcla entre ritmos folklóricos y vanguardistas de Ghetto Kumbé tanto en la Plaza de la Paja como más tarde, en La Parcería a través del programa ¿Qué Onda? de Gladys Palmera.
En la Casa de América se realizó la presentación de la obra teatral Sanguínea, de la novela homónima de la escritora ecuatoriana Gabriela Ponce. Fue interpretada por las actrices Maribell Arango Zapata y Carolina Torres Topaga. Mylor Sly se encargó de la captación del instante, que luego se encargaría de hacer lo mismo en la marcha Descolonicémonos, donde confluye la periodista Edna Liliana Valencia Murillo, retransmitiendo en directo mediante la red social de Instagram.
Por último, Las Milpas, colectiva de creación artística comunitaria desde las vivencias migratorias, y la revista Distópica transgrediendo la academia hegemónica, pretenden ser un nexo entre la diáspora y los territorios del Abya Yala.
Como vemos, hay colombianos y colombianas en primera línea creando cultura, convirtiéndose en referentes para otros compatriotas, y cómo no, para otros migrantes. Expresando sus reivindicaciones desde diferentes orillas, bien sea la pintura, la literatura, la formación, la actuación, la gestión de espacios. Solo nos queda abrazar nuestras raíces en todas sus expresiones.
Solanyely Sánchez Escobar
Madrid, España
Excelente reflexión sobre la diáspora y cultura.