El Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia trata como súbditos a sus ciudadanos
Puede que en Colombia no lo sepan, pero hay en el exterior una realidad que desde antaño ha marcado el costumbrismo de las élites gobernantes de nuestro país en el mundo: la administración.
La política de atención a la ciudadanía colombiana en otros países es desde hace mucho tiempo, podríamos decir casi toda la vida, un conjunto de protocolos clasistas que tratan a las personas como súbditos de una especie de monarquía que es dueña y señora del poder.
L@s colombian@s sabemos de la excluyente cultura impuesta en nuestro país, donde la cotidianidad se ha enseñado con base a castas sociales basadas en el apellido, el origen socioeconómico o el barrio donde vives, en función de todo eso se han construido categorías que todavía por desgracia siguen existiendo.
Todas estas prácticas han sido una realidad hasta hoy, influyendo de manera negativa en la forma de tratar las diferentes situaciones de miles de ciudadan@s colombian@s que no han conocido una atención más humana, más cercana y más eficaz en los diferentes procesos administrativos solicitados. Más bien lo que se han encontrado en la mayoría de ocasiones son malos tratos, mala gestión, clasismo, mala organización y un servicio ineficiente.
Oficinas
La falta de oficinas consulares en diferentes territorios en todo el mundo, las visitas de los consulados móviles a las localidades sin ninguna publicidad y sin previo aviso y en general el distanciamiento que existe de la ciudadanía en relación a la labor de la cancillería son el reflejo de una política que no inspira confianza ni mucho menos transparencia. La ciudadanía colombiana residente en el exterior no es convocada a la participación activa, en la elaboración y en la administración de las políticas que les afectan de forma directa.
No existe un reconocimiento a l@s ciudadan@s que vivimos en otros países fuera de Colombia, por el contrario son las asociaciones las que buscan la ayuda de los consulados, es la propia ciudadanía la que se organiza intentando llenar los vacíos que el estado nos deja, responder a la falta de atención que se vive en el exterior se ha convertido en la tarea de miles de ciudadan@s colombian@s que en tod@s los países ofrecen su granito de arena para aliviar las necesidades de sus compatriotas.
Somos la diáspora en el exterior, somos la primera línea internacional y seguiremos trabajando por el reconocimiento de la ciudadanía Colombiana y su cumplimiento en cualquier circunstancia.
No más exclusión, no más desatención y abandono, por más derechos, una mayor reconocimiento y más inversión de la administración colombiana en el exterior.
Por Catalina Santamaría, Libertad por Colombia Alicante